miércoles, 29 de septiembre de 2010

La creación de Papel Prensa


En la mira del Estado
Por Lautaro González

A fines de junio Revista 2010 participó de la charla-cena que todos los lunes organizan los compañeros de la Agrupación Oesterheld en pleno barrio porteño de San Telmo. En esta oportunidad estuvieron presentes Daniel Cecchini y Jorge Mancinelli, autores del libro “Silencio por sangre, la verdadera historia de Papel Prensa”, de pronta aparición. Además se unieron Beatriz Paglieri, Directora estatal de accionistas privados de Papel Prensa y Alberto González Arzac, Presidente del Consejo de vigilancia de la empresa. El invitado de lujo fue el actual intendente de Quilmes, Francisco “Barba” Gutiérrez, quien desmenuzó los desafíos del conurbano bonaerense de cara al 2011.

El encuentro es en el Centro Cultural Torquato Tasso, ícono de tangos, arrabales e infinidades de charlas y conferencias que hacen a la cultura política del peronismo porteño. La escenografía del recinto se impone a las espaldas de los comensales: miles de afiches con las caras de cientos de compañeros, militantes, trabajadores y profesionales al servicio de la lucha popular ofician como recuerdos imborrables. Sus rostros cubren las paredes hacia ambos costados, llegan hasta la barra y se entremezclan con el fondo del escenario. Parecen dejar un mensaje que se cuela en la profundidad de la noche: “nuestras vidas por la felicidad del pueblo”. Es fuerte, intimida a los presentes. Son los que siempre lucharon, los que nunca claudicaron al menor intento por hacerlo. Son, según Bertolt Brecht, los imprescindibles.
Daniel Cecchini es jefe de Redacción de Miradas al Sur, junto a Jorge Mancinelli es autor del libro, “Silencio por Sangre la verdadera historia de Papel Prensa”, pronto a publicarse: “Quisimos demostrar con datos, testimonios e investigación que hicimos durante casi un año, que la apropiación de Papel Prensa por parte de Clarín, La Nación y La Razón, no fue solamente un delito económico sino que fue una pieza fundamental de la alianza entre los militares y los grupos económicos mediáticos más grandes de la Argentina”.
Según Cecchini esa alianza ejemplifica y simboliza la dictadura cívica y militar que sacudió al país entre 1976 y 1983. Para el autor Papel Prensa jugó un rol fundamental por no esclarecer esta situación. “Los diarios más leídos de la Argentina y los multimedios que se construyeron a partir de esos diarios jamás quisieron decir dictadura cívico-militar. Buscamos demostrar que Clarín, La Nación y La Razón, en complicidad con los dictadores, se apropiaron de una empresa utilizando los métodos del terrorismo de Estado: amenazas, presiones, secuestro, tortura y en algún caso, también la muerte”.
“La investigación sorprende y también asquea –continúa Cecchini- asquea por el grado de implicación entre esos sectores civiles y la dictadura. Es claro: el golpe fue planificado mucho antes por los civiles que por los militares. Fue planificado antes por el grupo de Martínez de Hoz que por Videla y compañía”.

La razón de Walsh y las editoriales de La Nación

“La historia de Papel Prensa arranca con el paradigmático caso La Razón que tan bien investigó Rodolfo Walsh – comenta Jorge Mancinelli – ya que es el antecedente de Papel Prensa a nuestro entender. Promediando el año 1945 Peralta Ramos le vende las acciones a Miranda pero hacen una transacción que indicaba que en realidad había recibido las acciones como parte de un préstamo. En el ´55 Peralta Ramos había sido procesado por su colaboración con el peronismo. Entonces aparece Aramburu y se da cuenta que podían tener un diario en su poder. Ahí se produce el asesinato de Satanowsky
[1] buscando las acciones y ese pagaré famoso que él tenía en la caja fuerte. La historia termina con que le devuelven las acciones a Peralta Ramos y el Ejército se queda con la conducción del diario a través de Félix Laíño”.
Los autores consideran que este hecho fue el puntapié inicial, la primera operación cerrada desde un gobierno golpista que se queda con la conducción de un medio para dejarle la propiedad a quien sea:”Nos sorprendió muchísimo cuando vimos que en el primer directorio de Papel Prensa, después de la apropiación, aparece como Director el hijo de Félix. Ya en el año 1979 Félix Laíño aparece como Director. Fue en ese año que los accionistas de Papel Prensa se juntaron para tratar el cierre formal de la empresa”.
A una semana del Cordobazo Onganía tuvo que cambiar el gabinete. “La Nación publicó una editorial que hablaba de la necesidad de cambios dentro del régimen pero no de régimen. En reemplazo de Krieger Vasena aparece Danielo Pastore que en agosto de 1970 anuncia un plan de desarrollo basado en el neodesarrollismo, en reemplazar al Estado con acuerdos con grandes fracciones del capital para que se hicieran cargo de las actividades a manos del Estado. Este tipo de desarrollismo también tuvo que ver con la siderurgia y la petroquímica pero también con la celulosa y el papel de diario. Por eso propone la licitación de una sola fábrica de papel: es decir un monopolio”, agrega Mancinelli, quien es licenciado en economía de la UBA.

Cómo se gestó Papel Prensa

La historia indica que de las tres empresas que se presentaron para este proyecto Papel Prensa se quedó con la licitación pero con una propuesta de fibra celulósica y de tecnología que no estaba contemplada en el pliego. Ahí se otorgó como adjudicación directa y se aceptó la modificación propuesta. “Ahí nace Papel Prensa. Ya en noviembre de 1973, al implementarse un plan industrial por sector, se llama a licitación para más de una planta de celulosa. Con la idea de tener muchas plantas. De ahí se derivan decretos. En 1974 se llama a licitación de una planta de papel. Y quienes ganan esa licitación, quienes constituyen esa empresa eran la viuda de Noble, Héctor Horacio Magneto, Félix Laíño y otros personajes”, expresa Mancinelli.
El dato curioso y llamativo del relato es que en septiembre de 1975, cuando presentan la escritura en Inspección de Personas Jurídicas, los que la reciben se dan cuenta que la empresa no tiene dirección. Es decir que habían constituido una sociedad sin domicilio real. “Recién en febrero de 1976 el tribunal de justicia conforma esa escritura. Esta sociedad queda así como estaba y hace su aparición en noviembre de 1976 firmando un falso boleto de compra de las acciones. Esta es la empresa – dice Mancinelli- que en diversas oportunidades tanto en Clarín como en La Nación, con la firma de Morales Solá y Ventura, como operador judicial del medio, han dicho que los tres medios llegaron a Papel Prensa porque habían constituido una empresa para participar de la licitación. Otras veces dicen “para ganar la licitación”. Como las condiciones habían cambiado vieron la oportunidad comercial”.
En 1979 de la mano del hijo de Laíño se le da un cierre no formal a la empresa. Se rinden los dos ejercicios que no habían sido informados: el del `77 y el del `78. “La única actividad que se informa es que la empresa intervino en la firma del boleto de venta de las acciones que estaban a nombre de la sucesión por lo cual había pagado el 50% del sellado y les reclamaba a los diarios que le paguen en bonos esa plata. Fue un sello de goma que no tuvo ninguna participación real en el sector y que sirvió para intervenir en la apropiación de Papel Prensa”.
“Nosotros entendemos que lo de Papel Prensa se preparó con mucho tiempo. No fue una cuestión de momento que surgió por la muerte de Graiver, etc. Esto fue una decisión que se tomó en el momento en que así lo definió el proceso: una dictadura cívico-militar al servicio de los peores intereses de la Argentina”, finalizó Mancinelli quien acordó con Daniel Cecchini que los militares que llevaron adelante el golpe de 1976 necesitaron prensa cómplice y buscaron ese apoyo en los grupos económicos mediáticos. A cambio, estos grupos recibieron Papel Prensa desde donde imprimieron los diarios, como en el caso específico de Clarín, que utilizaba sus páginas para montar operaciones de inteligencia y así capturar disidentes. La tesis de mayor relevancia que sostienen ambos autores reside en explicar que las consecuencias de la dictadura cívico-militar finalizaron militarmente en 1983, aunque la dictadura mediática se extiende hasta nuestros días.

Una historia de impunidad que se termina y un presente de lucha

Beatriz Paglieri es una de las tres directoras estatales de los accionistas privados de Papel Prensa. Según ella el trabajo es amplio y pesado. Por eso no pierde la oportunidad de agradecer públicamente a todos los que se suman al equipo encabezado por Guillermo Moreno. “Tenemos que trabajar desde el pasado hasta el futuro. Como dijo la Presidenta ella está pensando en una empresa donde haya inversiones, que sea competitiva, que abastezca papel para todos los diarios, como es la demanda que están haciendo los diarios del interior que nunca pudieron acceder al papel”.
Es en este proceso de trabajo que los accionistas privados de Papel Prensa apuestan a una industria que abastezca papel y que no dependa del mercado internacional. “Han dejado muchos rastros. Los tres ejes de trabajo giran en torno a la apropiación: primero con el de la propiedad, luego con todas las acciones y cómo además se sindicalizaron entre La Nación y Clarín para dejar en minoría al estado nacional a lo largo de la historia. Por último cómo fueron apropiándose de todos los hechos de este proceso histórico que comenzó en la dictadura militar pero se consolida en los ´90”.
“Hay un proceso que tiene que ver con la apropiación de la opinión pública y de la libertad de expresión. El precio del papel es un insumo estratégico del cual se apropian generando pérdidas a la empresa”, observa Paglieri.
Solamente con la información pública recopilada por este organismo se puede constatar la impunidad con que se gestó Papel Prensa. La pregunta es porqué se niega la información al estado nacional. La respuesta la establece Paglieri “han comprado el papel por debajo del costo de producción dejando pérdidas para la empresa. Cuando analizamos que entre ambos diarios se han quedado con el 70% u 80% de la producción de Papel Prensa en realidad lo que están haciendo es tener una empresa al servicio de sus propias empresas”.
Ya en el final tomaron la palabra Alberto González Arzac, Presidente del Consejo de vigilancia de la empresa y el actual intendente de Quilmes, Francisco “Barba” Gutiérrez. El primero destacó que “la culpa del engrandecimiento de este monopolio de medios la tuvo un gobierno que no lo era pero se dijo peronista. Porque una ley de Menem permitió transformar medios en multimedios. Y ésta es una deuda que tenemos todos los peronistas: no vamos a parar hasta terminar con los multimedios. Esto es lo que indudablemente se va a hacer y vamos a vencer”.
Por su parte Francisco “Barba” Gutiérrez, premiado por la Agrupación Oesterheld, estableció el marco político del encuentro. En su exposición dejó claro una idea para pensar a futuro:”tenemos que recuperar nuestro discurso y acciones políticas. La estructura del Partido Justicialista no es abarcativa sino que es una herramienta más. Nosotros necesitamos nuevos espacios de participación y construir nuevas herramientas y presentarlas en sociedad. Hacer que esos espacios tengan un lugar donde puedan ser escuchados. En ese camino estamos”.


[1] El 13 de junio de 1957 fue asesinado el abogado Marcos Satanowsky. La investigación del caso, llevada a cabo por Rodolfo Walsh para la revista Mayoría, expuso el carácter oficial del crimen en el marco de las intrincadas relaciones entre las empresas mediáticas y los poderes del estado.




Publicado en julio, Revista 2010

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