miércoles, 26 de septiembre de 2012
EL CUARTO PODER EN OFFSIDE
jueves, 2 de agosto de 2012
Andrés “El Cuervo” Larroque / Diputado Nacional / La Cámpora
viernes, 27 de julio de 2012
Sintonía fina en Vélez / Mayra Mendoza y el “Loco” Romero de La Cámpora
“Le devolvimos a Cristina el amor de todos los días”
Publicado en Revista 2016 N 51
www.revista2016.com.ar
jueves, 12 de julio de 2012
"Siempre digo que si quedamos vivos fue para conocer a Néstor"
-¿Qué significado tuvo el acto en Vélez?
-El acto estaba programado para el 11 de marzo como lo veníamos organizando los últimos años. Es una fecha emblemática, el día de la militancia. Centralmente la idea era expresar al sector militante de la fuerza que apoya al gobierno, del kirchnerismo. Cristina nos planteó que teníamos que buscar otra que tuviese más relación con estos tiempos, con esta nueva emergente del movimiento nacional. Nos pareció buena idea que sea el primer triunfo del gobierno, un triunfo de Néstor. Porque también da una idea clara de donde salimos, de lo bajo que arrancamos y hasta donde hemos llegado. Siempre es bueno acordarse desde dónde uno arrancó en la política para no creérsela.
Queríamos que el acto mostrara todo el colorido que tienen hoy las expresiones políticas que apoyan al gobierno. Unidad y Organización, consigna impulsada por Cristina, expresa también el tránsito de estos tiempos. Tenemos que construir la mayor unidad posible. -Previo al acto Cristina realiza los anuncios sobre YPF…
- Si, lo de YPF cambió un poco las circunstancias del acto, le dio un color más épico porque la medida de Cristina de la valentía de ir avanzando y recuperar YPF para los argentinos, para el desarrollo nacional, creo que hizo que el acto tenga una épica muy especial y que la militancia estuviera en un momento de ebullición.
-Veníamos de una situación complicada con el accidente de Once, con las imputaciones sobre el Vicepresidente, con la salida de dólares. ¿La medida de YPF logró retomar la iniciativa política y económica del gobierno? - Es difícil mantener la iniciativa y más difícil aún mantener la iniciativa en tres períodos. Y mantener la iniciativa en el último período es muy difícil y los medios lo saben. Los verdaderos opositores que son los medios y el capital concentrado saben esto, entonces tratan de recuperar la iniciativa ellos constantemente. Primero con cuestiones insignificantes para que después aparezcan las cuestiones de fondo. Lo que fue el ciclo estabilización y normalización del país ya se cumplió con el gobierno de Néstor. Ahora las medidas que hay que tomar son más complejas, más complicadas porque hay que tocar los intereses mas concentrados.
Siempre pensé que teníamos que subir la escalera de nuestros sueños y siempre la escalera la subís corriendo y al último escalón llegás más cansado, necesitás más fuerza.
En realidad para cada escalón necesitamos más fuerzas. Cristina necesita más fuerzas para poder seguir transformando la Argentina y tenés que sumarle más poder al poder de Cristina para que pueda seguir avanzando. Si bien es cierto que hemos cambiado de rumbo de la historia, cambiamos el rumbo del barco que veníamos, íbamos al abismo y hoy hay perspectiva por delante, también es cierto que todavía hay mucha asignatura pendiente y a nosotros no nos tienen que votar ni acompañar el pueblo porque hagamos una buena campaña, sino porque resolvemos los problemas a nuestro pueblo. Y ese es un gobierno que se hace cargo.
-Cristina plantea que ella no es eterna y en un futuro no va a estar. También afirma que el modelo necesita una estabilidad de 20 años para poder resolver los problemas estructurales del país. ¿Cómo se resuelve el tema de la continuidad?
- Es hora de institucionalizar este proceso. Esto significa resolver las grietas sociales que existen, y de división que existe entre los trabajadores, sobre todo de diferencia salarial y de derecho. Significa construir la fuerza política y militante que le de contenido y que le de base de comunicación con la sociedad. Institucionalizar este modelo es hacer que las banderas que dieron origen a este proceso hoy, es decir, lo que llamamos batalla cultural y que hemos llamado batalla ideológica, sean un avance en la conciencia popular. El avance de la conciencia de nuestro pueblo debe ser sobre todo en los sectores más dinámicos, para que no vayamos nunca más para atrás. Institucionalizar también es abrirle paso a lo nuevo, ayudar a que lo viejo termine de morir y lo nuevo termine de nacer.
Lo que no podemos ser es tapón para que esto nuevo que surge sea protagonista de este proceso. Yo fui protagonista de distintos momentos en la Argentina y eso te lleva a tener una historia y pesa en a capacidad de imaginarte el futuro. Porque me imagino el futuro con los conceptos de mi protagonismo personal.
Entonces hay que poner mucho esfuerzo en construir. Por eso la mejor defensa está en la característica de cada uno de nosotros y en la cabeza de nuestro pueblo: todos estamos a favor de que las empresas sean del Estado. Si bien el menemismo destruyó eso, hoy estamos recuperando esa conciencia colectiva. El latinoamericanismo o la política de derechos humanos e inclusión, más la justicia social, constituyen las banderas centrales de este proceso, son parte de la conciencia de nuestro pueblo. Esta batalla cultural es la que da Cristina desde la política del bicentenario o el compañero militante que va a militar con un vecino, toma un mate, le explica cuál es la visión del mundo o del país. Néstor nos dejó un piso muy alto para hacer política en la Argentina, quizás no un piso organizativo de la misma magnitud. Por eso el que está atrasado es el movimiento popular. Caminamos detrás del proceso político, detrás del gobierno y no adelante como tiene que ser el verdadero movimiento popular.
-¿Existe un avance en la maduración política de las organizaciones populares que se formaron al calor del kirchnerismo?
- Me parece que se vive un clima de convivencia y cooperación que en la primera etapa del kirchnerismo no estaba tan claro. Por lo menos yo lo veo en La Cámpora. Siempre hay roces y dificultades pero hoy hay un entendimiento estratégico, que quizás hace cinco o seis años no estaba tan claro entre las organizaciones. Es que luchamos mucho para la unidad y en organizarnos cada vez mejor. Estamos más planificados, pero igual hace falta caminar por delante. Nos falta mucho espíritu crítico a lo que hacemos, nos falta mucho ver la realidad y no tenerle miedo. Cristina no le tiene miedo al conflicto, y es en el conflicto donde están nuestros compañeros. El conflicto es lo que mueve la historia realmente. Necesitamos un gobierno con la decisión política de avanzar y un pueblo que pelee en esa misma dirección, acorrale las injusticias y le haga frente a la dependencia. Eso muchas veces nos falta porque nos pegaron mucho, nos falta audacia para poder caminar delante del gobierno.
-¿Cómo se soluciona eso?
- Es difícil. Hay que mantener dos componentes: la unidad y la lucha. La unidad y la pelea y también hay suspicacia o dudas desde el gobierno popular cuando aparecen sectores en lucha, entonces hace que la militancia priorice el acompañamiento acrítico por sobre el acompañamiento en el plano organizativo y de lucha. Si la militancia, la intelectualidad no es crítica, no te lleva a ningún lado, solamente al inmovilismo. Necesitamos meternos en las contradicciones sociales. La mejor ayuda es meternos en lugares donde, como dicen algunos peronistas, el peronismo no pasó o el modelo no llegó.
Me parece muy bueno lo que hizo La Cámpora con el tema del temporal en los barrios. El camino es meternos en el barrio y dejar un localcito ganado por los compañeros. Lo que hacemos todos los días los compañeros que están en el barrio que viven ahí. Así organizamos a ese sector social para poder organizar las demandas y darle respuestas desde el Estado. Tenemos que organizar las demandas de nuestro pueblo y transformarlas en políticas de Estado. Es lo que hacía Evita en su momento con los trabajadores. Bueno nosotros, ahora, tenemos que hacerlo con los sectores más humildes de nuestro pueblo y con los trabajadores. Ahí es donde tiene que estar el militante popular, al lado del tipo que todavía sufre, para ver qué políticas de Estado puede construir, o si las políticas que llevamos adelante nos sirven para resolver los problemas. La tarea es más de inserción social de los cuadros.
Si este activismo se lo inserta social y territorialmente, incentivamos la vocación de poder para cambiar la política en cada uno de los distritos. Mi patria es mi barrio, después todo lo demás: YPF, los ferrocarriles, etc, pero primero está mi barrio. En mi bario tengo que ser el mejor vecino, el mejor militante, el más admirado trabajador social, el más voluntarioso. El temporal nos puso a prueba, y ahí tal vez hubo más respuesta de la militancia popular que desde el Estado en general. Y eso es muy bueno.
-En Vélez, tanto en las tribunas como en el escenario, quedó marcada una impronta generacional muy fuerte y hay otros sectores que están un poco enojados con esa situación…
- Es que la construcción es hacia lo nuevo, hacia las nuevas generaciones. Y no tiene que ver con la edad solamente, sino con los protagonistas de esta nueva experiencia. En este sentido también tienen que ver los conflictos políticos que atravesamos por estos días. Uno de esos conflictos tiene que ver cuando surge lo nuevo y lo viejo hace ruido y no se quiere correr. No se entiende que estamos de paso cuando ejercemos la función pública. Tenemos organización, ahora hay que buscar los caminos para facilitar el acceso al Estado, a la participación, la conducción, la opinión y también a la elaboración teórica. Estos elementos nos fortalecen como protagonistas de este cambio. Muchos sectores ante el miedo se refugian en lo viejo. Ya lo vimos. Prefiero toda la vida a todos estos pibes que empiezan el proceso político, que cantan con emoción cuando asumen como funcionarios. Estoy seguro del camino que transitamos.
Tenemos que ver los canales para construir. Un puente se construye desde los dos lados, con lo nuevo y además desde lo viejo hacia lo nuevo también. Ahora, si construyo un puente para otro lado, difícilmente me encuentre con el que me tengo que encontrar. Creo que esa es la tarea que nos queda. Hoy tenemos que darle fuerza a lo nuevo que empieza a crecer. Siempre digo que el bastón de Néstor vive en los morrales y mochilas de cada uno de los pibes que estaban en Vélez. Ahí se encuentra el bastón de mando de Néstor. No está en nosotros, en los que tuvimos la segunda oportunidad. Siempre digo que si quedamos vivos fue para conocer a Néstor. Lo conocimos, y con él vimos que se puede. Ahora les llegó el turno a los nuevos protagonistas de esta historia.
Publicado Revista 2016 # 51 / julio 2012
lunes, 21 de mayo de 2012
No Use For a Name en Argentina
miércoles, 18 de abril de 2012
El reclamo que no cesa
El reclamo que no cesa
Por Lautaro González
“(…) Aprendí que la derrota es un concepto que se corresponde con la lógica o la semántica, pero que no se concibe en un espíritu libre. Aprendí que el vencedor no siempre es aquel que empuña el arma contra el desarmado cuando este lo supera en templanza y coraje. Comprendí también que la dignidad no puede ser acallada y que por el contrario, es una condición con la cual se debe vivir y que se manifiesta siempre en las acciones de los hombres de honor; a veces cantando; otras veces rugiendo”.
Lic. Roque A. Cundari, ex -combatiente.
Luego del proceso político que desembocó en
El debate acerca del descubrimiento de las Islas Malvinas queda relegado a un segundo plano si se calcula la cantidad de conflictos tanto bélicos como diplomáticos que se suscitaron principalmente entre España, Francia, Holanda, el Reino Unido y Argentina a lo largo de la historia.
El reclamo nacional ya no se ampara únicamente en los derechos geográficos, sino desde el firme convencimiento por derrotar la política exterior del Reino Unido, de carácter colonial e imperialista. Inglaterra, incapaz de solucionar la crisis económica por la que atraviesa desde 2008, busca en el conflicto por las islas saldar las cuentas que tiene por rendir frente a su propio pueblo. Recordemos que desde aquel año pequeñas y medianas industrias de manufacturación despidieron personal como consecuencia de los problemas financieros internacionales. Por algo los jóvenes ingleses hablan de la generación “No Futuro”. Como toda potencia mundial, frente a la incertidumbre social interna, la militarización de sus colonias aparece como el remedio justo para mitigar el inconformismo y la rebelión. Más si existe petróleo y agua de por medio.
De la tragedia a la farsa
“Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y otra vez, como farsa”, afirma Karl Marx en su libro El 18 de Brumario de Luis Bonaparte. En el caso Malvinas, Argentina e Inglaterra protagonizaron en 1982 una de los hechos más lamentables del siglo XX al entrar en conflicto bélico por la pertenencia de las islas. Como se sabe, la dictadura que gobernaba al país desde 1976 llevó a una generación de jóvenes al suicidio: sin preparación militar suficiente, mal alimentados y con escasos recursos en su poder de fuego, la toma de las islas duró 74 días. De los 649 soldados argentinos que perdieron la vida, 256 fueron jóvenes conscriptos utilizados como carne de cañón.
Una vez más el pueblo argentino terminó bajo los engaños del elixir que escondía el whisky del entonces presidente de facto Galtieri. La tragedia que padecieron los conscriptos argentinos fue múltiple: sus jefes fueron dictadores que los torturaban en pleno campo de batalla, obligándolos a pasar días y noches metidos en las trincheras llenas de agua helada. Empujados por el hambre, salían a robar las ovejas de los kelpers. Así se enfrentaron a los castigos de los oficiales, que mandaban a “estaquear” a los que cometían estos “delitos”. Mientras, en las escuelas e iglesias de todo el país el pueblo recolectaba bolsas de arroz y leche en polvo, que a causa de la desidia y la corrupción nunca llegaron a destino.
Además tuvieron que enfrentarse a un enemigo que llevaba en sus primeras filas a los gurkhas, una elite militar especializada de Nepal que servía al ejército británico. Aunque Inglaterra negó durante mucho tiempo la participación de estos mercenarios en el conflicto por Malvinas, existen numerosos testimonios que dan cuenta de ello.
Desde el final de la contienda, más de 300 combatientes se quitaron la vida. La mayoría lo hizo entre los meses de marzo y junio, precisamente cuando la frecuencia de los recuerdos de la guerra se torna ensordecedora.
Por su parte, Margaret Thatcher,
Argentina frente a las contradicciones del imperialismo
Existen argumentos amparados por el derecho divino (bulas papales) que establecen que el territorio que comprende a las Malvinas le corresponde a España. Si bien Inglaterra a lo largo de la historia acató esta orden, las pujas con Francia y España no cesaron a lo largo del siglo XIX. Recordemos que tanto España como Francia e Inglaterra abandonaron las tierras en varias oportunidades. A partir de 1833, luego de la invasión británica a las islas, se estableció entre las naciones en conflicto (España, Francia, Argentina e Inglaterra) un patrón de argumentaciones diplomáticas que se extenderá casi sin variaciones hasta el siglo XXI.
Así, el 17 de junio de ese año Manuel Moreno, enviado argentino ante el gobierno del Reino Unido, presentó la protesta formal en un largo documento escrito en inglés y en francés.
La respuesta británica llegó seis meses más tarde. En una carta de Lord Palmerston, el gobierno británico reiteraba la no extinción de los derechos anglosajones sobre las islas, fundamentados en el restablecimiento del asentamiento de Port Egmont en 1771. Alegaba que el posterior abandono de la base se había debido a cuestiones "de austeridad" y no de renunciamiento, como "atestiguaba" la placa de plomo oportunamente fijada por los marinos ingleses al retirarse. El gobierno argentino calificó la respuesta de Palmerston como insatisfactoria, por lo que Moreno volvió a protestar el 29 de diciembre, sin obtener respuesta alguna.
Es importante destacar que durante todo este período
Petróleo, agua y militarización inglesa en Malvinas
Hacia 1973, luego de intensas negociaciones entre las partes, el gobierno argentino pidió que no se explote el suelo que por derecho, ante todo geográfico, le corresponde.
Tras el conflicto de 1982 y los intentos argentinos por discutir nuevamente la soberanía, Inglaterra comenzó a militarizar la zona de las islas en este último tiempo. Tal vez por el incipiente descubrimiento de petróleo, tal vez como ubicación militar estratégica para la apropiación del agua, o simplemente para “proteger” al príncipe Williams. Lo cierto es que Inglaterra desde hace unos meses ha reforzado la zona de Malvinas con el argumento de un posible ataque argentino a las islas. Solo resta declarar que Argentina cuenta con armas de “destrucción masiva”, las excusas imperialistas son siempre las mismas.
Lo cierto es que a partir del 7 de febrero de este año, 30 años después de la aceptación argentina de la ocupación británica de las Islas (sellada en 1982),
El reclamo se origina al ver que Londres realiza varios movimientos militares, entre ellos el envío de un moderno destructor a las Islas Malvinas, que según el gobierno argentino “implica un grave riesgo para la seguridad internacional”. Este es un reclamo avalado por el conjunto de la sociedad argentina y latinoamericana. Malvinas se ha transformado en una causa latinoamericana", señaló la mandataria.
El secretario general de
Publicado en Revista 2016, abril de 2012