jueves, 12 de julio de 2012

"Siempre digo que si quedamos vivos fue para conocer a Néstor"

El máximo referente del Movimiento Evita, uno de los espacios políticos y sociales destacados del kirchnerismo, analiza lo que dejó el acto en Vélez; los lazos de solidaridad, la organización y el rol de la juventud. Unidos y Organizados en este momento histórico de institucionalidad, para consolidar lo realizado por Néstor y Cristina. El puente entre lo viejo y lo nuevo, y cómo no sirve de nada eternizarse en los cargos. “Ayer estábamos en el abismo, hoy podemos discutir hacia dónde ir”, sostiene.






-¿Qué significado tuvo el acto en Vélez?


-El acto estaba programado para el 11 de marzo como lo veníamos organizando los últimos años. Es una fecha emblemática, el día de la militancia. Centralmente la idea era expresar al sector militante de la fuerza que apoya al gobierno, del kirchnerismo. Cristina nos planteó que teníamos que buscar otra que tuviese más relación con estos tiempos, con esta nueva emergente del movimiento nacional. Nos pareció buena idea que sea el primer triunfo del gobierno, un triunfo de Néstor. Porque también da una idea clara de donde salimos, de lo bajo que arrancamos y hasta donde hemos llegado. Siempre es bueno acordarse desde dónde uno arrancó en la política para no creérsela. 
Queríamos que el acto mostrara todo el colorido que tienen hoy las expresiones políticas que apoyan al gobierno. Unidad y Organización, consigna impulsada por Cristina, expresa también el tránsito de estos tiempos. Tenemos que construir la mayor unidad posible. -Previo al acto Cristina realiza los anuncios sobre YPF… 


- Si, lo de YPF cambió un poco las circunstancias del acto, le dio un color más épico porque la medida de Cristina de la valentía de ir avanzando y recuperar YPF para los argentinos, para el desarrollo nacional, creo que hizo que el acto tenga una épica muy especial y que la militancia estuviera en un momento de ebullición. 


-Veníamos de una situación complicada con el accidente de Once, con las imputaciones sobre el Vicepresidente, con la salida de dólares. ¿La medida de YPF logró retomar la iniciativa política y económica del gobierno? - Es difícil mantener la iniciativa y más difícil aún mantener la iniciativa en tres períodos. Y mantener la iniciativa en el último período es muy difícil y los medios lo saben. Los verdaderos opositores que son los medios y el capital concentrado saben esto, entonces tratan de recuperar la iniciativa ellos constantemente. Primero con cuestiones insignificantes para que después aparezcan las cuestiones de fondo. Lo que fue el ciclo estabilización y normalización del país ya se cumplió con el gobierno de Néstor. Ahora las medidas que hay que tomar son más complejas, más complicadas porque hay que tocar los intereses mas concentrados. 
Siempre pensé que teníamos que subir la escalera de nuestros sueños y siempre la escalera la subís corriendo y al último escalón llegás más cansado, necesitás más fuerza. 
En realidad para cada escalón necesitamos más fuerzas. Cristina necesita más fuerzas para poder seguir transformando la Argentina y tenés que sumarle más poder al poder de Cristina para que pueda seguir avanzando. Si bien es cierto que hemos cambiado de rumbo de la historia, cambiamos el rumbo del barco que veníamos, íbamos al abismo y hoy hay perspectiva por delante, también es cierto que todavía hay mucha asignatura pendiente y a nosotros no nos tienen que votar ni acompañar el pueblo porque hagamos una buena campaña, sino porque resolvemos los problemas a nuestro pueblo. Y ese es un gobierno que se hace cargo. 


-Cristina plantea que ella no es eterna y en un futuro no va a estar. También afirma que el modelo necesita una estabilidad de 20 años para poder resolver los problemas estructurales del país. ¿Cómo se resuelve el tema de la continuidad? 


- Es hora de institucionalizar este proceso. Esto significa resolver las grietas sociales que existen, y de división que existe entre los trabajadores, sobre todo de diferencia salarial y de derecho. Significa construir la fuerza política y militante que le de contenido y que le de base de comunicación con la sociedad. Institucionalizar este modelo es hacer que las banderas que dieron origen a este proceso hoy, es decir, lo que llamamos batalla cultural y que hemos llamado batalla ideológica, sean un avance en la conciencia popular. El avance de la conciencia de nuestro pueblo debe ser sobre todo en los sectores más dinámicos, para que no vayamos nunca más para atrás. Institucionalizar también es abrirle paso a lo nuevo, ayudar a que lo viejo termine de morir y lo nuevo termine de nacer. 
Lo que no podemos ser es tapón para que esto nuevo que surge sea protagonista de este proceso. Yo fui protagonista de distintos momentos en la Argentina y eso te lleva a tener una historia y pesa en a capacidad de imaginarte el futuro. Porque me imagino el futuro con los conceptos de mi protagonismo personal. 
Entonces hay que poner mucho esfuerzo en construir. Por eso la mejor defensa está en la característica de cada uno de nosotros y en la cabeza de nuestro pueblo: todos estamos a favor de que las empresas sean del Estado. Si bien el menemismo destruyó eso, hoy estamos recuperando esa conciencia colectiva. El latinoamericanismo o la política de derechos humanos e inclusión, más la justicia social, constituyen las banderas centrales de este proceso, son parte de la conciencia de nuestro pueblo. Esta batalla cultural es la que da Cristina desde la política del bicentenario o el compañero militante que va a militar con un vecino, toma un mate, le explica cuál es la visión del mundo o del país. Néstor nos dejó un piso muy alto para hacer política en la Argentina, quizás no un piso organizativo de la misma magnitud. Por eso el que está atrasado es el movimiento popular. Caminamos detrás del proceso político, detrás del gobierno y no adelante como tiene que ser el verdadero movimiento popular. 


-¿Existe un avance en la maduración política de las organizaciones populares que se formaron al calor del kirchnerismo? 


- Me parece que se vive un clima de convivencia y cooperación que en la primera etapa del kirchnerismo no estaba tan claro. Por lo menos yo lo veo en La Cámpora. Siempre hay roces y dificultades pero hoy hay un entendimiento estratégico, que quizás hace cinco o seis años no estaba tan claro entre las organizaciones. Es que luchamos mucho para la unidad y en organizarnos cada vez mejor. Estamos más planificados, pero igual hace falta caminar por delante. Nos falta mucho espíritu crítico a lo que hacemos, nos falta mucho ver la realidad y no tenerle miedo. Cristina no le tiene miedo al conflicto, y es en el conflicto donde están nuestros compañeros. El conflicto es lo que mueve la historia realmente. Necesitamos un gobierno con la decisión política de avanzar y un pueblo que pelee en esa misma dirección, acorrale las injusticias y le haga frente a la dependencia. Eso muchas veces nos falta porque nos pegaron mucho, nos falta audacia para poder caminar delante del gobierno.


-¿Cómo se soluciona eso? 


- Es difícil. Hay que mantener dos componentes: la unidad y la lucha. La unidad y la pelea y también hay suspicacia o dudas desde el gobierno popular cuando aparecen sectores en lucha, entonces hace que la militancia priorice el acompañamiento acrítico por sobre el acompañamiento en el plano organizativo y de lucha. Si la militancia, la intelectualidad no es crítica, no te lleva a ningún lado, solamente al inmovilismo. Necesitamos meternos en las contradicciones sociales. La mejor ayuda es meternos en lugares donde, como dicen algunos peronistas, el peronismo no pasó o el modelo no llegó. 
Me parece muy bueno lo que hizo La Cámpora con el tema del temporal en los barrios. El camino es meternos en el barrio y dejar un localcito ganado por los compañeros. Lo que hacemos todos los días los compañeros que están en el barrio que viven ahí. Así organizamos a ese sector social para poder organizar las demandas y darle respuestas desde el Estado. Tenemos que organizar las demandas de nuestro pueblo y transformarlas en políticas de Estado. Es lo que hacía Evita en su momento con los trabajadores. Bueno nosotros, ahora, tenemos que hacerlo con los sectores más humildes de nuestro pueblo y con los trabajadores. Ahí es donde tiene que estar el militante popular, al lado del tipo que todavía sufre, para ver qué políticas de Estado puede construir, o si las políticas que llevamos adelante nos sirven para resolver los problemas. La tarea es más de inserción social de los cuadros. 
Si este activismo se lo inserta social y territorialmente, incentivamos la vocación de poder para cambiar la política en cada uno de los distritos. Mi patria es mi barrio, después todo lo demás: YPF, los ferrocarriles, etc, pero primero está mi barrio. En mi bario tengo que ser el mejor vecino, el mejor militante, el más admirado trabajador social, el más voluntarioso. El temporal nos puso a prueba, y ahí tal vez hubo más respuesta de la militancia popular que desde el Estado en general. Y eso es muy bueno. 


-En Vélez, tanto en las tribunas como en el escenario, quedó marcada una impronta generacional muy fuerte y hay otros sectores que están un poco enojados con esa situación… 


- Es que la construcción es hacia lo nuevo, hacia las nuevas generaciones. Y no tiene que ver con la edad solamente, sino con los protagonistas de esta nueva experiencia. En este sentido también tienen que ver los conflictos políticos que atravesamos por estos días. Uno de esos conflictos tiene que ver cuando surge lo nuevo y lo viejo hace ruido y no se quiere correr. No se entiende que estamos de paso cuando ejercemos la función pública. Tenemos organización, ahora hay que buscar los caminos para facilitar el acceso al Estado, a la participación, la conducción, la opinión y también a la elaboración teórica. Estos elementos nos fortalecen como protagonistas de este cambio. Muchos sectores ante el miedo se refugian en lo viejo. Ya lo vimos. Prefiero toda la vida a todos estos pibes que empiezan el proceso político, que cantan con emoción cuando asumen como funcionarios. Estoy seguro del camino que transitamos. 
Tenemos que ver los canales para construir. Un puente se construye desde los dos lados, con lo nuevo y además desde lo viejo hacia lo nuevo también. Ahora, si construyo un puente para otro lado, difícilmente me encuentre con el que me tengo que encontrar. Creo que esa es la tarea que nos queda. Hoy tenemos que darle fuerza a lo nuevo que empieza a crecer. Siempre digo que el bastón de Néstor vive en los morrales y mochilas de cada uno de los pibes que estaban en Vélez. Ahí se encuentra el bastón de mando de Néstor. No está en nosotros, en los que tuvimos la segunda oportunidad. Siempre digo que si quedamos vivos fue para conocer a Néstor. Lo conocimos, y con él vimos que se puede. Ahora les llegó el turno a los nuevos protagonistas de esta historia.


Publicado Revista 2016 # 51 / julio 2012

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