martes, 18 de octubre de 2011

Cuando la juventud se pone en marcha


Juventud y Gestión en la Argentina del Bicentenario

Cuando la juventud se pone en marcha

Por Lautaro González / Fotografía: Justine Burgos


Laura Braiza es la máxima autoridad de la Dirección Nacional de Juventud (DINAJU) que depende del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Este espacio lleva adelante las políticas públicas juveniles y promueve la participación y organización de los jóvenes de todo el país. 2016 dialogó con Braiza acerca del futuro de la juventud, el legado de Néstor Kirchner y el país que se viene de cara al Bicentenario de la Independencia.


Es una tarde fría de agosto con cielo despejado en la ciudad de Buenos Aires. Las repercusiones post ballotage porteño no parecen ni siquiera rasguñar el humor y la predisposición de todo el equipo que integra la DINAJU. La cita es por la tarde en el edificio ANMAT en Avenida de Mayo, por donde miles de organizaciones políticas, sociales y culturales de la juventud, por diversos motivos, marcharon a lo largo de la historia de las luchas sociales argentinas.


Con todo este peso, Laura Braiza, nos abre las puertas. Acaba de participar en la Asamblea General de Naciones Unidas en el encuentro “La Juventud: diálogo y comprensión mutua”, donde Argentina preside el foro de los países en vías de desarrollo. Al mencionar la experiencia vivida su boca se llena de emoción con una sola palabra: orgullo.


¿Cuáles son los principales objetivos de la DINAJU? ¿Desde qué lugar se para la Dirección al vincular las políticas públicas con la juventud?


Incentivamos la participación juvenil en todo el país. Sabemos que esta participación se da con distintas formas y expresiones. Por eso es importante acompañar este proceso como aprendizaje en colectivo.

Desde el 2003 el Estado incentiva las diferentes formas de participación de la comunidad en general y pone el eje en los jóvenes como actores estratégicos de desarrollo en cada una de las comunidades. Al pensar a los jóvenes con estas características trabajamos con diferentes líneas para promover esta participación. Así afianzamos las diferentes formas de participación popular. Por eso la participación solidaria, formación y organización popular son nuestros grandes ejes.

Entendemos que la participación tiene que tener un salto cualitativo y que debemos reforzar las herramientas de trabajo y formación ya que los procesos de organización popular son los que sostienen un proyecto como éste.


¿Con qué otros espacios institucionales articulan sus programas?


Trabajamos en dos niveles: primero en la responsabilidad que tiene la DINAJU al vincular las diferentes líneas, programas o planes que se implementan desde cada uno de los ministerios dirigidos a los jóvenes. Debemos lograr la especificidad de cada uno de los ministerios en el territorio. Es el desafío por construir un Estado nacional y popular con responsabilidad integral.

Además trabajamos con organizaciones de jóvenes, las direcciones o áreas municipales y provinciales, además de todas las organizaciones sociales y políticas juveniles en todo el país. Comprendemos la importancia que hoy tienen los jóvenes en términos de participación y construcción histórica de este momento.


¿Por qué es imprescindible tener políticas sociales que organicen a la juventud y la nutran como actor social?


Néstor lo sintetizó en la frase que dice que “cuando la juventud se pone en marcha, el cambio es inevitable”. La capacidad de transformación y creatividad que tenemos como jóvenes, el amor, la alegría y la convicción por lo que hacemos es fundamental para lograr un país más igualitario. Ver a la juventud organizada en los diferentes momentos de nuestra historia es ver los momentos de quiebre y de cambio a la hora de pensar los momentos políticos. Tal vez lo más cercano y reciente son los jóvenes de la generación de los años `70. Nosotros pensamos esos ideales en nuestro momento histórico, desde una construcción cotidiana, con la necesidad de juntarnos con otros para ver la fuerza transformadora que eso genera.

No creo que Cristina nos ponga la responsabilidad de ser la garantía de la consolidación de este proyecto político a los jóvenes por tener esta condición. Lo hace porque está convencida que podemos mejorar el destino del país y terminar con la pobreza definitivamente. Esa es la fuerza que tenemos en términos generacionales. Nuestra ministra Alicia Kirchner es un ejemplo: no importa la edad sino desde dónde uno entiende lo que se hace y cómo.


¿Cuáles son los avances a destacar de tu gestión y qué resta por hacer?


Estamos por cumplir un año desde que asumimos. Lo hicimos el Día Nacional de la Juventud, el 16 de septiembre, con un recorrido de los últimos meses muy convulsionado. Con mucha participación y presencia de los jóvenes en los diferentes espacios, incluso en medios donde no cuentan la historia como la contamos nosotros. Pese a eso fue inevitable contar con la participación de los jóvenes.

A nivel internacional se reconoce la participación de los jóvenes argentinos no solamente en los procesos de organización territorial sino en los procesos de toma de decisiones. En esto Argentina viene en avanzada: tenemos jóvenes formados para asumir espacios de decisión política y de gestión.

También trabajamos en lugares en los que el Estado todavía no estaba presente con jóvenes que se acercaron y aportaron para la construcción colectiva como fue el Encuentro Nacional de Juventud. Estos jóvenes entienden el Estado como lo entendemos nosotros porque en estos ocho años han pasado a no tener nada en su comunidad a tener un Estado presente. No solamente en la estructura física sino en la posibilidad de ser sujetos de derechos, conquistarlos y aprender a trabajar para modificar su propia realidad.


¿Cuál es el rol institucional que deben cumplir los jóvenes dirigentes en la Argentina del Bicentenario?


Entendemos que la responsabilidad de la gestión es circunstancial. Uno está en lugares de decisión de forma circunstancial y desde ahí hay que aportar al proyecto político. Entendemos que este Estado presente tiene un recorrido por delante y necesita de jóvenes y actores sociales comprometidos con una forma de hacer política como herramienta de transformación social. La política es gestión, tenemos un Estado que gestiona, construye escuelas, cloacas y piensa a la Asignación Universal por Hijo. Pensamos nuestro país más allá de un gobierno. Debemos avanzar con esto para la definitiva consolidación de la Argentina.

A nivel regional hay países que no tienen lo que nosotros tenemos. Desde ese lugar debemos pensar en consolidar las políticas de juventud y del Estado en general, construir una lectura del territorio y pensar la estrategia. Esa es la profundización de un modelo económico con inclusión social.


¿Cuál es tu opinión acerca del tratamiento que le dan algunos medios televisivos a la violencia juvenil?


Hace muchos años que se discute la concepción de las políticas públicas de juventud: desde qué enfoque construir o planificar esas políticas. Parte de la posición que tienen esos medios, de pensar al joven como un problema, unido al delito o al consumo de sustancias, tiene que ver con una concepción ideológica. El rol de la juventud que construyen los medios es del pibe que te roba en la esquina, desligándolo de un modelo económico y político que lo formó como tal.

Con la Ley de Medios se instala la discusión en el territorio desde otro lugar: se piensa la producción de contenidos. Trabajamos en el plano audiovisual, radial y gráfico. Construimos contenidos para contar nuestra propia historia. Hace poco tuvimos un Congreso de Comunicadores Originarios donde la juventud discutió no sólo cómo construir nuestra historia sino también el respeto por otras culturas. Eso los medios monopólicos no lo cuentan. Ponen al joven en un lugar de conflicto y no de construcción política y social. Tiene que ver con una forma ideológica de entender al país, que no quiere la inclusión social, que se disgusta con la conformación de universidades nacionales con acceso gratuito a todos los jóvenes. Los medios monopólicos construyen al joven como peligro y no como enfoque positivo de lo que puede hacer la juventud cuando se compromete.


¿Cómo ves el panorama político de cara a las elecciones de octubre?


Tenemos la posibilidad de volver a comprometernos en la profundización de este proyecto. En todo el país muchos jóvenes acompañan y se identifican con Cristina, como se identificaron con Néstor y salieron a decirlo. Reconocemos en Néstor y en Cristina un proyecto político que nos da la posibilidad de volver a creer en la política.

Es mucha la gente que reconoce cómo estábamos en el 2001, cómo estábamos en el 2003 y cómo estamos hoy. Retomamos las banderas del peronismo y tratamos de hacerlas efectivas con la realidad que nos toca. Eso es algo que la sociedad lo reconoce, y si acompañamos a Cristina en octubre vamos a poder profundizar un país más igualitario.


Es notable la valoración política que hizo Néstor Kirchner en relación a la juventud. ¿Qué cambios crees que hubo en la conciencia política de esta generación con la muerte del ex presidente?


El héroe colectivo marca el horizonte. El Néstornauta adaptado a nuestra vida marca cuáles son los ideales. Era algo que se acompañaba desde el 2003 cuando se generaban estos niveles de participación y que se hicieron visibles a partir de la desaparición física de Néstor. Hubo una necesidad de salir a apoyar el proyecto y con una mística que contagia. Muchos nos miran e intentan entender nuestra militancia. Es volver a enamorar a otras generaciones: en la plaza se conjugó una generación joven que vuelve a la política y otra generación que la había dejado por el terrorismo de Estado. La política volvió a estar sobre la mesa y a cruzar a la sociedad. De eso no hay vuelta atrás. Se recuperó la como herramienta de construcción y formación de derechos.


Hace poco la Presidenta se posicionó como el principal motor para el trasvasamiento generacional. ¿Qué país nos dejará en el 2016 cuando se cumpla el Bicentenario de la Independencia?


Vamos a tener un país mejor porque vamos a construir lo que nos falta. Desde el Bicentenario volvimos a tener la gente en la calle y particularmente a la juventud; en las plazas, celebrando las fechas patrias a conciencia. Pensamos a nuestra patria como integración regional que define su identidad en la recuperación de los derechos para hacer grande al país y continuar escribiendo nuestra historia.


Publicado: Revista 2016, www.revista2016.com.ar #48 octubre 2011