En el barro de la historia
Revista
2016 dialogó con el diputado nacional por el FpV y secretario
general de La Cámpora
luego de una jornada solidaria en Quilmes, tras el paso por el último temporal.
Una de las principales voces de la fuerza política con más empuje y crecimiento
de los últimos años analiza el acto en Vélez, el rol de la conducción, la
unidad de acción y la presencia en el territorio para garantizar la continuidad
del modelo. “El kirchnerismo sintetizó toda nuestra historia”, afirma Larroque.
Por Lautaro González / Federico Martelli
Es una mañana
soleada y otoñal en el barrio Kolynos del municipio de Quilmes. Un centenar de
jóvenes de La Cámpora no solo del distrito sino del resto de la provincia de
Buenos Aires, se organizan para dar una mano a los vecinos luego del último
temporal a principios de abril. Barridas
de calles, trabajos de limpieza, asistencia a los vecinos con chapas y
tirantes, recolección de ramas y pintadas de murales fueron las actividades
destacadas.
El lugar de reunión
es el club social y deportivo Florentino Ameghino. Desde ahí los que participan
en la jornada solidaria se reúnen por provisiones y elementos de trabajo. Por
la tarde, una vez que cae el sol, Andrés “el cuervo” Larroque, dialoga con Revista 2016.
¿Qué significó el acto de Vélez?
Es la consolidación de la fuerza política del
kirchnerismo o del movimiento nacional y popular en un sentido amplio, pero es
la posibilidad que Cristina disponga de una fuerza política que Néstor no tuvo
cuando comenzó este proyecto y que costó mucho construir. Los vaivenes de la
historia reciente generaron fragmentaciones o divisiones hacia dentro de
nuestro espacio político, pero la unidad de concepción y consolidación del voto
popular el 23 de octubre del 2011, se cristalizó en una fuerza que tiene
capacidad de concentración. A la vez es un espacio que cualitativamente también
tiene capacidad organizativa.
En el camino de la unidad por más que haya
identidades parciales distintas, todas respondieron al llamo de la Presidenta y esto es
importante para escuchar el discurso de Cristina, pero más importante para
saber que en cualquier momento se necesita estar de nuevo en la calle. Esa
fuerza va a estar ya que en el día a día
son los que predican y defienden lo logrado en estos 9 años y fundamentalmente
todas las cuestiones que tienen que ver con la profundización del modelo
¿Cómo ves la construcción del kirchnerismo en
la necesidad de consolidar el proyecto?
A partir del la salida del conflicto con la
patronal agraria, fue el momento donde se genera el kirchnerismo de la
resistencia siendo gobierno, el momento también de una segunda epopeya. La
primera epopeya es la de Néstor bajando los cuadros, recuperando la dignidad
nacional, y la segunda tiene que ver con esta resistencia. Se aceleró con la
muerte de Néstor y los resultados electorales. La nacionalización de YPF como
íconos, con Vélez en el medio… Estamos en una tercera fase que es la
consolidación de este modelo en el sentido que este proyecto se ha hecho carne
en una buena parte de la población, fundamentalmente en los militantes que lo
defienden con el fervor y conciencia como no recuerda la política argentina de
los últimos 30 años.
En este contexto sea quien sea el presidente
en el 2015 la conductora del país, del movimiento, del pueblo argentino y de la
política va a ser Cristina Fernández de Kirchner, eso es indiscutible. Habrá
que resolver las circunstancias de la institucionalidad política. Está claro cuáles
fueron los logros que el pueblo no va a regalar, y lo que la militancia siempre
va a defender es la profundización de los lineamientos: promover la defensa de
los más humildes e incentivar la producción en el marco de un desarrollo con
identidad social.
La concreción de estos grandes ejes en parte
pasa por el rol de la juventud. ¿Cuál es el papel y por qué el proceso empuja a
que los jóvenes sean protagonistas?
Primero por el cambio cultural. En términos
políticos el cambio de la cultura política, la manera y forma de hacer política
es nada más y nada menos que recuperar la impronta de la política de los años
´70 o previo al neoliberalismo. Tiene que ver con la aparición de estos actores
que no estuvieron involucrados por lo
menos en la parte superestructural de aquella etapa. Lo que no quiere decir que
haya compañeros de mayor edad que absorban o puedan abrazar esa misma lógica. Se
da en todos los movimientos políticos que pretenden trascender que entienden
que las trasformaciones son de fondo. Hay cuestiones que solamente lo puede
resolver el tiempo. Cuando Cristina dice Vamos
por todo hablamos de un nivel de conciencia en el conjunto de nuestro
pueblo que para lograrlo se va a requerir un tiempo. Hoy sabemos que el 54,11 de
la población tiene la primera parte clara de la cuestión: de ese 54,11 hay
sectores que tienen mayor nivel de comprensión y conciencia, y otros que no. Entonces
hay que trabajar para que ese espacio sea de conciencia, organización y
participación. Hay que avanzar para que ese porcentaje venga a respaldar este
proyecto.
La nacionalización de YPF fue masivamente
respaldada y seguramente la respaldó más que el 54 por ciento de la población.
Entonces quiere decir que hay espacio del plafón para crecer en cantidad y
calidad. Es claro que los pibes que tienen entre 20 y 25 años van a ser los que
en 10 o 15 tengan una responsabilidad mayor.
Hoy La
Cámpora es un
espacio de contención política de una parte importante de la juventud. No
solamente lo que están en la organización, sino miles y miles de pibes
argentinos que esperan que el proyecto llegue a buen puerto. ¿Cómo viven esa
responsabilidad?
No tenemos ni tiempo en pensar en eso. La
verdad que es tanta la responsabilidad y el orgullo. Es una combinación de
responsabilidad y de honor que uno siente por estar en ese lugar que quizás no
paramos mucho en reflexionar. Tratamos de dar cada minuto en mejorar nuestra
militancia, nuestra capacidad y formación, el dispositivo organizativo, etc. En
función de eso es tanta la demanda cotidiana que quizás si nos pondríamos a
reflexionar nos pesaría más. Hay tanto por hacer que el trabajo mismo nos libra de ese pensamiento
Vélez fue un ejemplo de la frase de Néstor
“que florezcan mil flores”. ¿Qué análisis realizan de esto y cómo debe esta generación
garantizar la continuidad del proyecto nacional?
Creo que desde las mil flores pasamos a la
etapa de las 6, 7 u 8 flores que se consolidan como núcleo de esas miles de
flores y miles de militantes que aparecieron. A medida que avanza el tiempo uno
comprende que no solamente es importante la participación política, sino el dejar
de tener un rol pasivo frente a la realidad. Hay que perder el miedo a lo que
significa la organización. Lo que hemos logrado es que no solamente sumamos a
la participación como se venia realizando en lo últimos dos años, sino que en
los últimos meses se ha comprendido la importancia de ser parte
El
kirchnerismo sintetizó toda nuestra historia. Ha logrado absorber
contradicciones que en algún momento del desarrollo del siglo XX inclusive se
dieron entre fuerzas que quizás reclamaban cuestiones a fines pero que después
las prácticas y metodologías la diferenciaba. Es decir que había un radicalismo
que reivindicaba aspecto del nacionalismo popular en un momento, había un socialismo,
un comunismo, o humanismo que reivindicaban cuestiones que uno decía que el
peronismo planteaba lo mismo. Lo que sucede es que el peronismo fue el que
encontró la matriz de ejecución de esas ideas y los otros se quedaron en esas
ideas. Muchos perdieron la capacidad de vincularse con la realidad y el
peronismo las puso en ejecución. Ideas liberadoras de carácter social.
Hoy el kirchnerismo nos ha permitido a la
vuelta de la historia poder tenderle la mano desde el peronismo. Porque Néstor
y Cristina vienen del peronismo. Entonces en esta situación nosotros somos muy
amplios a la hora de entender que eso nos tiene que llevar a no perder la unidad
de acción. Muchos apoyan a Cristina desde distintos lugares. Nosotros
entendemos que hay que seguir avanzando porque de última si la idea es la
misma, la idea de profundizar este modelo, hay que buscar la manera de que los
mecanismos de ejecución sean más o menos posibles para efectivizar a la hora de
golpear.
En esa tarea estamos inmersos, tenemos unidad
de concepción, tenemos una parcial unidad de acción en grandes temas y
requerimos que esa unidad de acción se traslade hacia lo más concreto y la más
pequeña acción militante. Es decir, que en un barrio todas las organizaciones
trabajen en conjunto. Ahora, todos marchamos juntos por la nacionalización de
YPF pero por ahí algunos compañeros en su distrito trabajan de manera
especializada.
Publicada en Revista2016 / nº 50
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