miércoles, 29 de septiembre de 2010

La creación de Papel Prensa


En la mira del Estado
Por Lautaro González

A fines de junio Revista 2010 participó de la charla-cena que todos los lunes organizan los compañeros de la Agrupación Oesterheld en pleno barrio porteño de San Telmo. En esta oportunidad estuvieron presentes Daniel Cecchini y Jorge Mancinelli, autores del libro “Silencio por sangre, la verdadera historia de Papel Prensa”, de pronta aparición. Además se unieron Beatriz Paglieri, Directora estatal de accionistas privados de Papel Prensa y Alberto González Arzac, Presidente del Consejo de vigilancia de la empresa. El invitado de lujo fue el actual intendente de Quilmes, Francisco “Barba” Gutiérrez, quien desmenuzó los desafíos del conurbano bonaerense de cara al 2011.

El encuentro es en el Centro Cultural Torquato Tasso, ícono de tangos, arrabales e infinidades de charlas y conferencias que hacen a la cultura política del peronismo porteño. La escenografía del recinto se impone a las espaldas de los comensales: miles de afiches con las caras de cientos de compañeros, militantes, trabajadores y profesionales al servicio de la lucha popular ofician como recuerdos imborrables. Sus rostros cubren las paredes hacia ambos costados, llegan hasta la barra y se entremezclan con el fondo del escenario. Parecen dejar un mensaje que se cuela en la profundidad de la noche: “nuestras vidas por la felicidad del pueblo”. Es fuerte, intimida a los presentes. Son los que siempre lucharon, los que nunca claudicaron al menor intento por hacerlo. Son, según Bertolt Brecht, los imprescindibles.
Daniel Cecchini es jefe de Redacción de Miradas al Sur, junto a Jorge Mancinelli es autor del libro, “Silencio por Sangre la verdadera historia de Papel Prensa”, pronto a publicarse: “Quisimos demostrar con datos, testimonios e investigación que hicimos durante casi un año, que la apropiación de Papel Prensa por parte de Clarín, La Nación y La Razón, no fue solamente un delito económico sino que fue una pieza fundamental de la alianza entre los militares y los grupos económicos mediáticos más grandes de la Argentina”.
Según Cecchini esa alianza ejemplifica y simboliza la dictadura cívica y militar que sacudió al país entre 1976 y 1983. Para el autor Papel Prensa jugó un rol fundamental por no esclarecer esta situación. “Los diarios más leídos de la Argentina y los multimedios que se construyeron a partir de esos diarios jamás quisieron decir dictadura cívico-militar. Buscamos demostrar que Clarín, La Nación y La Razón, en complicidad con los dictadores, se apropiaron de una empresa utilizando los métodos del terrorismo de Estado: amenazas, presiones, secuestro, tortura y en algún caso, también la muerte”.
“La investigación sorprende y también asquea –continúa Cecchini- asquea por el grado de implicación entre esos sectores civiles y la dictadura. Es claro: el golpe fue planificado mucho antes por los civiles que por los militares. Fue planificado antes por el grupo de Martínez de Hoz que por Videla y compañía”.

La razón de Walsh y las editoriales de La Nación

“La historia de Papel Prensa arranca con el paradigmático caso La Razón que tan bien investigó Rodolfo Walsh – comenta Jorge Mancinelli – ya que es el antecedente de Papel Prensa a nuestro entender. Promediando el año 1945 Peralta Ramos le vende las acciones a Miranda pero hacen una transacción que indicaba que en realidad había recibido las acciones como parte de un préstamo. En el ´55 Peralta Ramos había sido procesado por su colaboración con el peronismo. Entonces aparece Aramburu y se da cuenta que podían tener un diario en su poder. Ahí se produce el asesinato de Satanowsky
[1] buscando las acciones y ese pagaré famoso que él tenía en la caja fuerte. La historia termina con que le devuelven las acciones a Peralta Ramos y el Ejército se queda con la conducción del diario a través de Félix Laíño”.
Los autores consideran que este hecho fue el puntapié inicial, la primera operación cerrada desde un gobierno golpista que se queda con la conducción de un medio para dejarle la propiedad a quien sea:”Nos sorprendió muchísimo cuando vimos que en el primer directorio de Papel Prensa, después de la apropiación, aparece como Director el hijo de Félix. Ya en el año 1979 Félix Laíño aparece como Director. Fue en ese año que los accionistas de Papel Prensa se juntaron para tratar el cierre formal de la empresa”.
A una semana del Cordobazo Onganía tuvo que cambiar el gabinete. “La Nación publicó una editorial que hablaba de la necesidad de cambios dentro del régimen pero no de régimen. En reemplazo de Krieger Vasena aparece Danielo Pastore que en agosto de 1970 anuncia un plan de desarrollo basado en el neodesarrollismo, en reemplazar al Estado con acuerdos con grandes fracciones del capital para que se hicieran cargo de las actividades a manos del Estado. Este tipo de desarrollismo también tuvo que ver con la siderurgia y la petroquímica pero también con la celulosa y el papel de diario. Por eso propone la licitación de una sola fábrica de papel: es decir un monopolio”, agrega Mancinelli, quien es licenciado en economía de la UBA.

Cómo se gestó Papel Prensa

La historia indica que de las tres empresas que se presentaron para este proyecto Papel Prensa se quedó con la licitación pero con una propuesta de fibra celulósica y de tecnología que no estaba contemplada en el pliego. Ahí se otorgó como adjudicación directa y se aceptó la modificación propuesta. “Ahí nace Papel Prensa. Ya en noviembre de 1973, al implementarse un plan industrial por sector, se llama a licitación para más de una planta de celulosa. Con la idea de tener muchas plantas. De ahí se derivan decretos. En 1974 se llama a licitación de una planta de papel. Y quienes ganan esa licitación, quienes constituyen esa empresa eran la viuda de Noble, Héctor Horacio Magneto, Félix Laíño y otros personajes”, expresa Mancinelli.
El dato curioso y llamativo del relato es que en septiembre de 1975, cuando presentan la escritura en Inspección de Personas Jurídicas, los que la reciben se dan cuenta que la empresa no tiene dirección. Es decir que habían constituido una sociedad sin domicilio real. “Recién en febrero de 1976 el tribunal de justicia conforma esa escritura. Esta sociedad queda así como estaba y hace su aparición en noviembre de 1976 firmando un falso boleto de compra de las acciones. Esta es la empresa – dice Mancinelli- que en diversas oportunidades tanto en Clarín como en La Nación, con la firma de Morales Solá y Ventura, como operador judicial del medio, han dicho que los tres medios llegaron a Papel Prensa porque habían constituido una empresa para participar de la licitación. Otras veces dicen “para ganar la licitación”. Como las condiciones habían cambiado vieron la oportunidad comercial”.
En 1979 de la mano del hijo de Laíño se le da un cierre no formal a la empresa. Se rinden los dos ejercicios que no habían sido informados: el del `77 y el del `78. “La única actividad que se informa es que la empresa intervino en la firma del boleto de venta de las acciones que estaban a nombre de la sucesión por lo cual había pagado el 50% del sellado y les reclamaba a los diarios que le paguen en bonos esa plata. Fue un sello de goma que no tuvo ninguna participación real en el sector y que sirvió para intervenir en la apropiación de Papel Prensa”.
“Nosotros entendemos que lo de Papel Prensa se preparó con mucho tiempo. No fue una cuestión de momento que surgió por la muerte de Graiver, etc. Esto fue una decisión que se tomó en el momento en que así lo definió el proceso: una dictadura cívico-militar al servicio de los peores intereses de la Argentina”, finalizó Mancinelli quien acordó con Daniel Cecchini que los militares que llevaron adelante el golpe de 1976 necesitaron prensa cómplice y buscaron ese apoyo en los grupos económicos mediáticos. A cambio, estos grupos recibieron Papel Prensa desde donde imprimieron los diarios, como en el caso específico de Clarín, que utilizaba sus páginas para montar operaciones de inteligencia y así capturar disidentes. La tesis de mayor relevancia que sostienen ambos autores reside en explicar que las consecuencias de la dictadura cívico-militar finalizaron militarmente en 1983, aunque la dictadura mediática se extiende hasta nuestros días.

Una historia de impunidad que se termina y un presente de lucha

Beatriz Paglieri es una de las tres directoras estatales de los accionistas privados de Papel Prensa. Según ella el trabajo es amplio y pesado. Por eso no pierde la oportunidad de agradecer públicamente a todos los que se suman al equipo encabezado por Guillermo Moreno. “Tenemos que trabajar desde el pasado hasta el futuro. Como dijo la Presidenta ella está pensando en una empresa donde haya inversiones, que sea competitiva, que abastezca papel para todos los diarios, como es la demanda que están haciendo los diarios del interior que nunca pudieron acceder al papel”.
Es en este proceso de trabajo que los accionistas privados de Papel Prensa apuestan a una industria que abastezca papel y que no dependa del mercado internacional. “Han dejado muchos rastros. Los tres ejes de trabajo giran en torno a la apropiación: primero con el de la propiedad, luego con todas las acciones y cómo además se sindicalizaron entre La Nación y Clarín para dejar en minoría al estado nacional a lo largo de la historia. Por último cómo fueron apropiándose de todos los hechos de este proceso histórico que comenzó en la dictadura militar pero se consolida en los ´90”.
“Hay un proceso que tiene que ver con la apropiación de la opinión pública y de la libertad de expresión. El precio del papel es un insumo estratégico del cual se apropian generando pérdidas a la empresa”, observa Paglieri.
Solamente con la información pública recopilada por este organismo se puede constatar la impunidad con que se gestó Papel Prensa. La pregunta es porqué se niega la información al estado nacional. La respuesta la establece Paglieri “han comprado el papel por debajo del costo de producción dejando pérdidas para la empresa. Cuando analizamos que entre ambos diarios se han quedado con el 70% u 80% de la producción de Papel Prensa en realidad lo que están haciendo es tener una empresa al servicio de sus propias empresas”.
Ya en el final tomaron la palabra Alberto González Arzac, Presidente del Consejo de vigilancia de la empresa y el actual intendente de Quilmes, Francisco “Barba” Gutiérrez. El primero destacó que “la culpa del engrandecimiento de este monopolio de medios la tuvo un gobierno que no lo era pero se dijo peronista. Porque una ley de Menem permitió transformar medios en multimedios. Y ésta es una deuda que tenemos todos los peronistas: no vamos a parar hasta terminar con los multimedios. Esto es lo que indudablemente se va a hacer y vamos a vencer”.
Por su parte Francisco “Barba” Gutiérrez, premiado por la Agrupación Oesterheld, estableció el marco político del encuentro. En su exposición dejó claro una idea para pensar a futuro:”tenemos que recuperar nuestro discurso y acciones políticas. La estructura del Partido Justicialista no es abarcativa sino que es una herramienta más. Nosotros necesitamos nuevos espacios de participación y construir nuevas herramientas y presentarlas en sociedad. Hacer que esos espacios tengan un lugar donde puedan ser escuchados. En ese camino estamos”.


[1] El 13 de junio de 1957 fue asesinado el abogado Marcos Satanowsky. La investigación del caso, llevada a cabo por Rodolfo Walsh para la revista Mayoría, expuso el carácter oficial del crimen en el marco de las intrincadas relaciones entre las empresas mediáticas y los poderes del estado.




Publicado en julio, Revista 2010

lunes, 27 de septiembre de 2010

“Chicha” Mariani, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo


En la búsqueda de la verdad

Por María Inés Pereita y Lautaro González

“El espanto, el horror, aquel 24 de noviembre de 1976. Los tiros. La muerte…y ‘desapareciste’. Te llevaron solita. Tenías tres meses. El tiempo se detuvo. Nunca más la Vida” (…) Carta a mi nieta Clara Anahí Mariani.


Clara Anahí Mariani fue secuestrada por las fuerzas de seguridad el 24 de noviembre de 1976, cuando tenía tres meses. Un operativo militar bajo las órdenes de Etchecolatz, Camps y Suárez Mason bombardeó su casa en La Plata. Desde entonces, es buscada incansablemente por su abuela.


A los 86 años, María Isabel Chorobik de Mariani, “Chicha”, no se da por vencida. Cree estar cada vez más cerca de la verdad. En estos 33 años logró hilvanar y reconstruir parte del secuestro de Clara Anahí: varios de los indicios que se desprenden de la búsqueda, la llevan a sospechar que su nieta podría ser Marcela Noble, la hija apropiada de la dueña de Clarín. La fundadora y ex presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo adelantó a 2010 los últimos datos aportados en la causa, los vínculos entre la iglesia y el aparato militar de la Dictadura, y su reencuentro con Hebe de Bonafini luego de 32 años.


- ¿Qué opina acerca del abandono del país de Ernestina Herrera de Noble?

- En este momento, al referirme a mi nieta Clara Anahí Mariani no puedo dejar de mencionar el caso de Ernestina Herrera de Noble. Es tan compleja la situación que no sé por dónde empezar.

- ¿A partir de qué indicios existe la posibilidad de que Marcela Noble sea Clara Anahí?

- Desde el inicio de mi búsqueda, tanto Madres y Abuelas, acudimos a la iglesia a preguntar cómo nos podían ayudar. Pero cada vez que me entrevisté con un obispo o arzobispo me dijeron que podían averiguar. Cuando me enteré que a mi hijo lo habían matado me quedé sorda, muda, ciega, sola. ¿Qué hice?: grité un padrenuestro. En esos momentos, me surgió la necesidad de creer en algo. No soy militante católica, pero pensé que me podían ayudar los obispos. En La Plata fui a la Catedral para hablar con el arzobispo Plaza (Antonio José). No me recibió. Me mandaron al sótano a hablar con un tal Sosi, que después supimos era policía de civil. No sirvió para nada. Sólo me evadió y me dijo que monseñor Plaza no tenía tiempo para recibirme.


- Estos hechos dieron cuenta de la complicidad entre el aparato militar y la iglesia, ¿cómo fue su reacción con la institución eclesiástica?

- Me fui de la iglesia para siempre. La iglesia no es lo que yo pensaba, no es lo que todo el mundo cree. La religión es otra cosa. Es una lástima porque le quitaron apoyo psíquico a la gente. Empecé por Plaza, seguí por Montes (Monseñor José María), que tenía su despacho debajo de la Catedral. El casó a Diana y Daniel, me dijo que iba a buscar a la nena y un montón de promesas. Cuando me fui le recordé que no le había dado el nombre. Y él me nombró a Daniel y Diana. ‘Me acuerdo perfectamente de ellos, cuando los casamos con Ruta’, y me citó para la semana siguiente. Tomé un taxi para ir a la Catedral y desde el interior me llamó la atención una ambulancia que llevaba un bulto extraño, como si fuera un cuerpo. Le pregunté al chofer, y me respondió que llevaban un subversivo. Se me heló la sangre. Llegué en terribles condiciones anímicas porque acababan de matar a mi hijo en esos días. Ver ese muerto ahí me impresionó mucho. Me recibió y me dijo: ‘va a tener que dejar de buscar señora’, ya habían pasado seis meses de la desaparición de Clara Anahí y la muerte de Diana. ‘De donde está no la podemos sacar, no siga insistiendo. No moleste a los que la tienen. Está en un lugar de tanto poder económico, que es intocable, no se la puede sacar de ahí. No insista, no vuelva hacer nada’. Entonces le pregunté: ‘¿qué tengo que hacer para tenerla?’. ‘Rece. Le falta fe señora’, y me echó.


- Fue el primer dato de que estaba en un lugar de mucho poder…

- Claro. Después fui a la capilla de la Marina, Stella Maris, donde me enteré que había madres que reclamaban por los desaparecidos. Ahí conocí a Azucena Villaflor. Me esperancé muchísimo.

- Guillermo P. Kelly fue quien sacó a luz la adopción ilegal de los hijos de Noble. ¿Cómo fue su contacto con él?

- Me dijo que busque en Clarín. Todo el mundo le tenía una desconfianza terrible a Kelly. Esto fue en 1984. Estaba Sacha (Matilde Artés), la abuela de Ruti Artés (Carla Rutila, nieta recuperada en 1985), desaparecida en Bolivia, que luego encontramos. Kelly le pasaba datos a Sacha, y el último que le dio era veraz: encontramos a Carla, estaba donde él dijo. Siempre digo que no todo fue malo en Kelly. Con Sacha y conmigo se portó bien. Sacha le había hablado de mi caso y él pidió que fuera a verlo. Ahí me dijo que buscara en Clarín. No creo que me haya querido dar una versión equivocada. Ahí tome conciencia de que podía ser. Luego, cuando asumió Raúl Alfonsín, Ernestina de Noble se llevó los chicos un año a Europa y los llevó a visitar personalidades: el encuentro con el Papa, fue la foto que más me impresionó porque la familia de mi abuelo polaca tiene las piernas muy derechas, como yo, y cuando vi las piernas de Marcela eran igual a las de la familia Chorobik. Ahí comencé la colección de fotografías. Me fui dando cuenta que había un parecido en Marcela. Después seguí juntando datos, fui encontrando más puntas. Cuando asumió Alfonsín, yo era presidenta de Abuelas: fuimos con la abogada al despacho de la doctora Gert y pedimos ver el expediente de adopción. Nos pusimos a leer lo que había. Como soy muy ingenua me lo creí, y le dije a la abogada que siguieran ellas, les dejé la carpeta y abandoné la búsqueda porque pensaba que no era Clara Anahí. Las fechas no concordaban. No pensé que el expediente podría estar fraguado, así que dejé un montón de años, pero seguí guardando recortes porque había algo que no podía dejar. Después renuncié a Abuelas en 1989. Años después apareció un periodista argentino con un colega extranjero a preguntarme si había abandonado la causa en Clarín. Le di las razones. Me advirtió que el expediente era falso. En ese momento pensé que nada podía hacer. Le conté que había perdido toda la estructura de las causas de todos los niños y la mía. Ahora no tengo nada.


-¿Cómo continúo la búsqueda a partir de la desesperanza?

-Empecé a mirar de otra manera las cosas. Asistí a los Juicios por la Verdad en la ciudad de La Plata. Fui recabando datos. Supe que Juan Fiorillo (policía) había llevado a Marcela a lo de Noble. No sé como la llevó pero sé que la llevó en el auto. El ex juez Roberto Marquevich nos dijo que había intervenido monseñor Plaza en la entrega. Fue también Fiorillo quien recibió a Clara Anahí cuando la sacaron de su casa. Después su lugarteniente entregó un bultito, que era una criatura, a un carro de policía. Con una ametralladora en una mano y la criatura en la otra, vio un testigo que hace cinco años me contó todo. Lo insultó y le dijo ‘metete para adentro’. Estaba toda la familia debajo de las camas porque era en plena batalla. Él me contó todo esto, le pedí que declarara en el juzgado, que para mí era vital. El juez después de tomarle declaraciones le puso una rueda de fotos donde reconoció al hombre que lo amenazó: era Carlos García, alias “El Oso”, el lugarteniente que iba en el auto con Fiorillo. Actualmente Fiorillo está muerto, y ahora sé la historia completa.


- ¿Si se lograran tomar las muestras de ADN de Marcela Herrera de Noble se podrían cruzar con los datos de la familia Mariani Teruggi?

-Hace seis años las abuelas iniciaron una causa en lo del doctor Conrado Bergesio pidiendo que se tomaran los análisis de los chicos y se cruzaran con dos familias. Hubo otro escrito que las Abuelas pidieron que se cruce con diez familias, esas familias son los niños que nacieron antes de junio del ’76. No entra Clara Anahí. Antes del ‘76, hay diez familias que Abuelas consideró que deben tenerse en cuenta. Más adelante se amplió y se llegó a veinte familias. Pero siempre antes de junio y julio del ’76. Yo no entro en ningún caso. Por eso, realicé una presentación judicial y le pedí al Juez Corazza que mi caso sea incluido en los cotejos de ADN.


- ¿Hay algún dato nuevo en la causa?

- Cuando se produjo el ataque a la casa, estaba presente el director del diario La Prensa, Máximo Gainza Castro, que es el hijo de Máximo Gainza Paz. Recién lo supe este año por medio de la causa Ramón Camps. En la hoja 14 ya se habla de la casa de la calle 30. También se menciona el ataque a la casa. Sin que le preguntaran, dijo que estaba presente Gainza Castro. Después de esto, lo hemos citado al Juicio de la Verdad. El año pasado confirmó que iba, después le mandaron la cédula y el nombre de la causa, entonces no fue. Dijeron que estaba muy enfermo, que no podía declarar. Tiene 83 años. Este hombre que ha declarado en varios lugares no ha querido declarar en este caso. Yo sigo insistiendo.


- ¿Cómo recopiló esos datos de la personalidad de Marcela Noble?

- Cuando conocí por fotos a Marcela encontré parecidos grandes entre la familia Mariani- Teruggi, después supe de su carácter, su manera de ser, su inteligencia. Diana y Daniel eran muy inteligentes, así que Clara Anahí tiene que ser inteligente. Me cuentan que es responsable, seria, incluso la comparan conmigo porque tarda mucho en tomar decisiones: las piensa mucho, razona mucho. Me han dicho que es terca, como yo, y esa también es una característica mía.


- ¿Está comprobado que Marcela Noble es nacida en 1976?

- No, esa fecha no. Hay una foto que está en el expediente, de un cumpleaños que le festejaron a Marcela en mayo del ‘77, que cumpliría un año. Pero qué me dice a mí, donde se ha mentido tanto, se fraguó tanto, si eso es verdad. Si fuese Clara Anahí le podrían haber puesto cualquier fecha, porque después del 24 de noviembre, ya la tienen en su poder. Pueden cambiar la fecha hacia atrás. Por eso paré tantos años la búsqueda, porque nunca podría ser Clara Anahí si esa fecha era verdadera.


- Dentro del campo de los organismos de Derechos Humanos hay dos visiones: una que apuesta a la politización de los espacios y la otra no. ¿Cómo ve esta situación?


- La política tiene que estar por fuera de esto. Cuando una abuela se afilió a un partido nos enojamos, no puede haber política en esto. En aquel momento hubo otras razones que me disgustaron como para abandonar lo que yo misma había creado. Fue como abandonar un hijo. Me costó mucho pero no tenía otra. Mi corazón fallaba, pesaba 20 kilos más, y la tarea era de extrema tensión. Yo trabajaba buscando a los niños con datos, yendo a los lugares. Nunca tuve miedo, había perdido todo, no me quedaba nada. Sin mi único hijo, ni mi nuera, quería encontrar a Clara Anahí para devolverle su identidad. Siempre pensamos eso todas las abuelas. Si los encontrábamos de chiquitos los queríamos con nosotros, pero si los encontrábamos adultos íbamos a respetar la decisión de ellos. Se ha cumplido hasta ahora, y estoy dispuesta a cumplirlo, si ella no me quiere me vuelvo a casa y me pongo a leer los 200 libros que tengo sin leer. Por supuesto que es un momento muy difícil: enterarse de los orígenes de la apropiación, siempre va de la mano de la muerte de un familiar biológico, la familia.

- ¿Por qué cree que los organismos de derechos humanos no pueden plantear una estrategia en común?

- Es imposible. La naturaleza humana es así. Sería imposible ponerse de acuerdo. Ahora los organismos se organizaron por separado, les puedo contar de Abuelas y Madres. Hebe hizo muchas tentativas, al comienzo éramos muy amigas, trabajábamos juntas, incluso vivíamos a una cuadra de distancia. El otro día me visitó, pero estuvimos 32 años sin hablarnos, sin mirarnos, nada. El reencuentro fue en la exposición de Clara Anahí en Canal 7, se acercó y me saludó. Después vino de visita y ahí si hablamos. Hebe trató de que nos integráramos a Madres, el intermediario en ese momento fue Adolfo Pérez Esquivel, para ver si lograban reunirnos. Fue imposible. Las Madres buscan a los Hijos, y nostras también, pero buscamos a los nietos que están creciendo. En ese momento no había tiempo para dilaciones. Las Madres no querían trabajar en la justicia, y para nosotras era el pilar donde podíamos trabajar. La búsqueda era distinta: las Madres reclamaban, no buscaban, y si lo hacían era porque seguían algún dato. La labor que hicimos nosotras fue de investigación. En la divulgación en Europa concordábamos. Pero no hubiéramos podido hacerlo juntas, nunca me arrepentí de la decisión tomada en ese tiempo. Además había una manera distinta de ser, entre Hebe y yo, las dos éramos las presidentas de cada una de las instituciones, yo de bajo perfil, ella no. La quiero mucho, la valoro porque fue muy valiente, donde todo el mundo retrocedía, ella ponía el pie. Es muy inteligente, y supo hacer lo que hoy es Madres.


En el final, luego de recorrer un extenso pasillo desde aquella habitación repleta de libros y fotos hasta el hall central de la casa, quedó tiempo para alguna foto más. Entonces apareció la propuesta: una charla en el Centro Cultural del Bicentenario de La Plata donde Chicha pueda expresar en anécdotas y conceptos su lucha ininterrumpida que la llevó a ser lo que es: una abuela del pueblo, ejemplo de vida para las generaciones presentes y un legado viviente para las que vendrán.

Publicado Revista 2010, Julio 2010